>>5294Yo también soy de México y me he sentido conforme con lo que han hecho. Confieso y acepto que soy un sucio socialdemócrata o como sea que se les llame a los que todavía creen en las elecciones. Estoy de acuerdo en que no son más que simples migajas comparado con algo como la toma de los medios de producción por parte del proletariado, pero luego recuerdo que todos aquí nos vamos a morir dentro de unas décadas y que un proyecto de esa escala fácilmente tomaría varios siglos en volverse realidad. Millones de personas desde hace mucho tiempo han soñado con el fin del capitalismo, solo para morir primero ellos antes que muerto el capitalismo, el cual no se inmuta ni un milímetro. Debido a que estoy consciente de y acepto que la esperanza de vida humana es tan diminuta y finita, he desarrollado esa postura tan pesimista. Aunque también es un reflejo de mi manera de ser, no solo con respecto a la política, sino en mi vida diaria en general. El pesimismo es una característica muy notable de mi percepción de la realidad. Por eso me sorprende tanto cuando algo no termina siendo un reverendo y absoluto fracaso estrepitoso.
Regresando a la materia electoral, honestamente creí que los resultados de la elección intermedia de 2021 iban a ser un presagio de lo que les esperaba a futuro. Que, al igual que muchos otros partidos que se describen como representantes del pueblo trabajador y que fueron electos con un gran nivel de esperanza, habían perdido en tan solo tres años la confianza que se les concedió. Aunque la oposición no hubiera logrado conseguir una mayoría en la Cámara de Diputados, el hecho de haberle arrebatado a Morena unos treinta escaños, principalmente en la Ciudad de México, me hizo temer que era el comienzo de un rechazo voraz por parte de la pequeña burguesía y la clase profesional-gerencial. En retrospectiva, creo que la pandemia jugó un papel muy fuerte en desalentar la participación por parte del electorado de Morena, mientras que los votantes de la oposición estaban entusiasmados porque creían que iban a dejar a AMLO como pato cojo durante la segunda mitad del sexenio.
Sin embargo, no todos los resultados del 2021 fueron motivo de catastrofismo, ya que el oficialismo logró ganar doce de las quince gubernaturas que estaban en juego ese año. Luego ganaron cuatro de seis en 2022 y el Estado de México en 2023, lo cual me dio un poco de ali
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